Francisco Quiñones: el cuarto vocalista puertorriqueño
Francisco Quiñones “El Paisa” (San Germán, Puerto Rico, 1882 – Cataño, 1954) Es considerado como el cuarto vocalista puertorriqueño, exponente de la canción popular, que tuvo la posibilidad de perpetuar su voz, gracias a la naciente industria discográfica.
Catalogado por Rafael Hernández como “uno de los mejores cantantes que han tenido las Antillas, dueño de una voz de tenor de altos quilates”, este intérprete que hoy recordamos era un artista intuitivo. De formación autodidáctica, “El Paisa” nació en San Germán, el 23 de marzo de 1882.
Durante su adolescencia trabajó como aprendiz de herrero. Luego se convirtió en mecánico de maquinarias de la industria azucarera, oficio que desempeñó en la Central Coloso, en Aguadilla. Sirvió al Ejército norteamericano que acababa de entrar a la Primera Guerra Mundial (1914-1916). Tras obtener su licenciamiento, se radicó en Puerta de Tierra. Fue entonces que emprendió formalmente su trayectoria musical formando un admirado dúo con Ramón Quirós. Junto a este volvería a compartir triunfos durante su etapa en la plaza neoyorquina.
A “El Paisa” solo le habían antecedido en tal tarea la contralto sanjuanera Teresina Moreno Calderón y el Dúo Parrilla-Carrillo – intérprete de aires campesinos – en la primera serie de grabaciones realizada en nuestro país (Columbia, 1910) y el orocoveño Manuel Jiménez “Canario”, quien grabó varias melodías mexicanas para la etiqueta Pathé, en Nueva York, en 1914. Todos estos registros se efectuaron en el sistema de cilindros.
El debut discográfico de “El Paisa” constó de siete romanzas. Primero se editaron “La criolla” y “La puertorriqueña”, en ambas formando dueto con Angelito De la Rosa en la segunda voz. Las otras fueron “El huérfano”, “Escuchando mis cantares”, “Nereida”, “Responde” y, a dúo con un tal Barrios, la que sería el más resonante éxito de su carrera: la danza “Alondras en el bosque”, del arecibeño Carlos Padilla.
Después de eso, el desarrollo artístico del intérprete sería muy intenso. Entre tantos méritos más, se le acredita haber sido uno de los primeros cantantes que actuó en la radio nacional, pasando a ser frecuente invitado a audiciones de la emisora pionera, WKAQ, durante el principio de la década de 1920.
Hacia 1925 o 1926 se estableció en Nueva York, donde encabezó un trío que completaron Fausto Delgado (segunda voz) y el virtuoso guitarrista y cuatrista Heriberto Torres. Junto a ellos grabó, entre otras piezas, la que fue muy difundida versión de la danza “La Borinqueña” – convertida en Himno Nacional de Puerto Rico en 1952 –, original de Félix Astol con letra de Manuel Fernández Juncos.
El 19 de septiembre de 1934 volvió a grabar en San Juan. Esta vez, acompañado por un conjunto dirigido por Jorge Rubiano y una segunda voz prodigiosa: El Negro Chapman. Esta sesión consistió de cuatro boleros: “En el Escambrón” y “Te la regalo” (originales de Rubiano); “Candita” (de Rafael Hernández) e “Ilusión” (de Leslie A. Nieves), que fueron editados por Brunswick Records.
A lo largo de su carrera, “El Paisa” se presentó en teatros, centros nocturnos y radioemisoras de varias ciudades de Estados Unidos, Cuba y, naturalmente, su patria. Pero, gracias a que el grueso de su discografía fue editado por las multinacionales Víctor – luego RCA Víctor – y Brunswick, sus grabaciones se distribuyeron en casi toda América, donde recibieron considerable difusión. Las últimas que realizó fueron registradas en los estudios de Puerto Rico Records a mediados de la década de 1940.