¿Conoces la leyenda de Mar Chiquita?
Se dice que un joven de Manatí, buscador de tesoros escondidos por los piratas en tiempos de los españoles, encontró unos papeles en la cama de un anciano centenario en el monte de la cueva de las golondrinas, frente a Mar Chiquita. Entre ellos, había una crónica en caracteres casi ilegibles, que narraba el milagro de Mar Chiquita.
Había una mujer rubia, atractiva, interesante y alegre, borincana pura, conocida por el nombre de Fini-Ana. Vivía en los contornos de la roca y por las mañanas se paseaba de lado a lado por el borde de la gran roca junto al mar.
Llevaba un original traje de baño, de color azabache, que contrastaba con la blancura nacarada de su piel. Se zambullía en los charcos poco profundos, pero en una desafortunada ocasión resbaló en la roca mojada y cayó al mar, en un charco profundo donde no pudo pedir ayuda. Perdidas las fuerzas, estuvo a punto de ahogarse, sin remedio. De repente, ocurrió un terrible temblor de tierra, provocando que la gran roca se abriera y se partiera en dos, dejando una abertura.
El torrente de agua que pasaba arrastró a Fini-Ana, dejándola sobre la arena y salvándola milagrosamente. Unos días después, Fini-Ana volvió al lugar y, asombrada, vio que el empuje de las olas, a través de la abertura, socavaba la arena y formaba una Mar Chiquita. Allí podía nadar a su antojo, sin ningún peligro.