Descubre quién fue «La Calandria» de Puerto Rico
Ernestina Reyes (San Lorenzo, 1925 – Nueva York, Estados Unidos, 1994) Célebre trovadora y compositora puertorriqueña conocida como «La Calandria».
Hija de don Pedro Reyes y Eulalia Vázquez, Ernestina hizo sus tanteos artísticos en funciones escolares desde muy pequeña.
Con solo quince años comenzó formalmente su trayectoria musical integrando junto a su hermana mayor, Carmen, el dúo Las Hermanitas Reyes que interpretaba boleros y rancheras en los diversos programas musicales originados en la emisora WPRP, de Ponce, durante el período durante los primeros años de la década del 40.
En la audición de «El tren de la alegría», Ernestina dio sus primeros pasos como trovadora solista. Tiempo después, fue contratada como atracción fija de «Alegrías campesinas», que patrocinaba la firma publicitaria Agencias Casiano y animaba Ángel Jiménez Lugo en la capitalina WKAQ.
Hacia 1951 comenzó en «La hora del volante» que Enrique Vélez Rosa acababa de instituir en la bayamonesa WENA, y fue allí donde se ganó el calificativo de «La Calandria» con el que se haría famosa.
A ella le corresponden muchos méritos, entre ellos haber sido la primera intérprete de la canción jíbara que se presentó en la televisión boricua (1954); la primera en realizar recorridos anuales por los teatros hispanos de Nueva York, Nueva Jersey, Chicago y Filadelfia y la primera en figurar en los escalafones de popularidad radial
Su discografía alcanzó los 45 álbumes, en los que fue acompañada por los conjuntos de Claudio Ferrer, Toñito Ferrer, Nieves Quintero y Yomo Toro.
Durante el período 1956 – 1960, en su voz alcanzaron categoría de hits sus grabaciones de «Brindis» (llanera); «Por si no volviera a verte» (seis); «Solos tú y yo» (milonga); «Felicitaciones» (aguinaldo) y «Somos boricuas» (guaracha de Claudio Ferrer). Su mayor éxito es, sin dudas, el bolero «Ese hombre es mío», de su propia autoría.
Permaneció activa en los escenarios hasta principios de la década de 1990, cuando su padecimiento de cáncer la forzó al retiro. El emblemático Teatro Puerto Rico fue principal testigo de sus grandes triunfos.