Boricuas por el mundo

Vanessa: entre el frío de Irlanda y el calor de Puerto Rico

En noviembre del 2019 una boricua cruzó el océano Atlántico para llegar a Galway, ciudad estudiantil, artística y gastronómica, ubicada en la costa oeste de Irlanda. Ha pasado poco más de un año y Vanessa B. Rodríguez Torres continúa disfrutando de los encantos de una cultura diferente.

Una nueva oportunidad de trabajo para su esposo los llevó a separarse de la Isla del Encanto. Tocaba entonces adaptarse a un nuevo clima, otras personas y encontrar la manera de estar en Puerto Rico desde la distancia.

Aunque saborea la experiencia del cambio de las estaciones, confiesa que anhela el «calorcito» de su tierra. Y es que resulta difícil desprenderse de lo propio, aun estando tan lejos.

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“¿Qué extraño de Puerto Rico? El calor, la comida, porque aquí no se consiguen muchos de los alimentos que estamos acostumbrados a comer allá, y aunque uno se va adaptando poco a poco, obviamente extraña el lugar donde nació y donde se crio”, reconoce.

Pero siempre existen remedios para esa nostalgia; por suerte el desarrollo de las comunicaciones logra trasladarla hasta los más pequeños detalles, que son porciones de oro para un boricua emigrado:

“A veces mis amigas me comparten sonidos del coquí porque es algo muy particular que no lo vas a escuchar en ninguna otra parte del mundo”, cuenta Vanessa.

Además, está al día de cuanto acontece en la isla, pues trabaja para una empresa líder en monitoreo de medios en Puerto Rico y se mantiene en contacto directo con las noticias de radio, televisión y prensa. Por eso asegura «a veces estoy aquí, pero me siento allá».

Para ella no pueden faltar las llamadas a diario a su mamá y su familia, lo que sin dudas ha hecho más llevadera la lejanía de su hogar.

En esta época, Galway, seleccionada como una de las dos capitales culturales europeas del año 2020, luce mágica debido a las decoraciones navideñas en sus calles y espacios públicos. Aun así, Vanessa admite extrañar sus Navidades boricuas.

Tres indispensables para ella durante los últimos días del año son la bomba, la plena y las parrandas virtuales que muchos amigos le envían. Mediante la música y algunos platos, cuyos ingredientes caribeños son casi imposibles de conseguir allí, le llega el calor de una isla entera en estas fechas de celebraciones.

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