Boricuas por el mundo

Jennifer, una boricua paticaliente en España

Hace ya más de dos años Jennifer Torres Rivera ve el sol antes de que salga en la tierra que la vio nacer. Aunque un mar media entre ella y Puerto Rico, no es suficiente para alejarla de costumbres que lleva demasiado cerca, en su corazón.

Siempre le gustó viajar. Había estudiado en España durante un breve tiempo, y volvió para quedarse, pero esta vez impulsada por el amor, ese que no respeta fronteras ni nacionalidades.

Conoció a Kike 11 años atrás cuando eran muy jóvenes. Coincidieron en varias de las visitas de ella a la península, pero, según confiesa, la amistad se convirtió en algo más hace unos tres años. Entonces decidieron tachar el Atlántico que existía entre ellos.

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“Al principio fueron muchos cambios a la vez pues comenzaba una vida nueva. Fue bien duro porque quería estar con mi mamá y con mi familia, extrañaba la playa […] no es lo mismo al mudarse a una ciudad que esté en el centro de una península que no hay costas hasta tres horas. Nosotros que vivimos en una isla creemos que lo tenemos todo, pero cuando te mudas a un lugar totalmente diferente extrañas la playa, la alcapurria, el chinchorro”, cuenta Jennifer.

Durante el primer año debía adaptarse a otras costumbres y enfocarse en su trabajo, por lo que el recordar a su tierra se desplazó fuera de los primeros lugares en su lista de prioridades. Asegura que necesitó volver unas dos veces a Puerto Rico para percatarse de cuánto se había distanciado de la esencia boricua.

Sin embargo, la gastronomía se convirtió en su aliada para llevar el sabor caribeño a la mesa de la casa. Arroz, plátanos y habichuelas fueron añadiéndose a las compras del supermercado, hasta ocupar una parte del menú semanal.

Jennifer también habla con mucho cariño de la bandera puertorriqueña que le obsequió su esposo. «Siempre la tengo por aquí» dice sonriendo, y como una foto habla más que mil palabras, basta verla aferrada a ella en una de sus publicaciones de Instagram, para que no quede dudas de ese amor incondicional por su Borinquén.

Un trabajo, una pasión

Recuerda que uno de sus mayores retos al llegar a España fue encontrar la manera de ejercer la profesión que la apasiona –es Patóloga del habla y del lenguaje–. Ya tenía experiencia en diferentes áreas de trabajo en la Isla, sin embargo, no encontró en su nuevo país lo que buscaba.

No obstante, llegó una nueva oportunidad para demostrar su potencial y a la vez disfrutar de lo que hace. Una opción que la mantuvo cerca de Puerto Rico, aún estando tan lejos, la Teleterapia.

“Me encanta ser parte de este desarrollo tecnológico y ahora mucho más con estas circunstancias del COVID-19. En ese aspecto me siento bien bendecida porque aparte de que puedo hacer lo que me gusta, veo cómo se puede desarrollar y cómo se puede llegar hasta diferentes personas en cualquier parte del mundo”, refiere.

Navidades con sonido boricua

En estas fechas no falta un bombazo navideño en el hogar de Jennifer y Kike, quien ya se sabe de memoria algunas de las canciones. La pandemia se interpuso en sus planes de pasar las celebraciones en el calor de Puerto Rico, pero ella no pierde la esperanza de regresar pronto a su tierra para reencontrarse con la playa y el chinchorreo.

 

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